sábado, 15 de mayo de 2010

ENCAJE DE BULERIAS

Encaje de bulerías, una triste y ajada silla de anea, una solitaria y melancólica guitarra vestida con sutil aroma de desnudez y un “quejío”, un desgarrador sentimiento volando libre entre los resquicios del alma….

Sí; hoy te toca a ti, dulce corazón, joven gacela fugitiva en oscuros bosques de pasión.

A ti corazón; que con dulzura caminas de la mano de una sonrisa, cabalgas a lomo de mis sensaciones, sueñas bella danza de letras con las que escribir mis días, pintas de bella luz la mirada de unos tristes ojos.


A ti corazón; que con adorada pleitesía aún buscas en el oscuro abismo del alma aquellas dulces y mágicas notas que un lejano día puso en tu camino.

A ti corazón; protagonista incansable de sueños por cumplir, frágil héroe de mis noches, víctima y testigo de mis días, implacable reloj que marca la cuenta atrás de mi esperanza.

A ti amigo; insustituible adalid de mis emociones, tú, que inventas día a día ilusiones para compartir, que sustituyes sin mesura un nada por un inmenso y estrellado cielo donde poder perderme, en acompañada soledad.

A ti, mi más preciado tesoro; que cada amanecer abre las puertas del alma para que la fresca brisa llene a suaves bocanadas de dulzura ésta mi vida, para borrar los oscuros jirones fantasmagóricos que quedan pegados en los dedos durante la muerte-sueño.

A ti; que con esmero recoges en silencio y sin descanso los quebrados fragmentos de tu figura para componer con ellos el más bello lienzo a mis ojos, que arropas con ricas sedas mis miedos y mis peores temores, que me arrullas entre angelicales campanillas y pintas sonrisas en mi rostro.

A ti; por siempre, a ti.

sábado, 1 de mayo de 2010

GAFAS DE COLORES

La vida se atrevió a asomar de nuevo; derramando sin medida aromas plenos de sentimientos. Las ilusiones solo son parte de los pequeños brotes en los arbustos que resurgen con esplendor ante las caricias que el astro rey nos regala.
Y ella, aún vestida de grises tonos, observa con melancólica mirada la invitación que en bella desnudez se ofrece ante su rostro. A pesar de su tristeza, se deja llevar, y sube al desván, al recóndito escondrijo donde el baúl de los sentimientos pugna por derramar tan frágil contenido de emociones y recuerdos, el lugar donde se ocultan los negros miedos y la desesperanza, la ilusión enterrada bajo capas de rancio polvo, el deseo de ser amada, mimada, ignorado bajo pesadas cajas repletas de razones e inconfesables excusas baratas.
Pero ella sabe qué buscar; en oscuro rincón, olvidadas y perdidas hace grises y lúgubres años-luz, están sus queridas y mágicas gafas de colores…
Gafas para rescatar del olvido el arco-iris de la vida, para pintar de azul la inmensidad de las nuevas ilusiones.
Gafas para colorear de poderoso rojo el fuego de la pasión que lucha por extender su deseo a cada partícula del alma que roza.
Gafas para vestir de amarillo las margaritas de los besos, las caricias aún por nacer, los suaves abrazos de inocentes sentimientos, los cálidos rayos de amor.
Gafas para vestir de verde los inmensos prados que forman el alma; campos abiertos al sol, a la suave brisa que mece la recién nacida hierba de la esperanza.
Gafas para vestir de naranja las sonrisas, inocentes risas en mis doloridos oídos, néctar afrutado que sirva de bálsamo en quebrado corazón.
Gafas para vestir de violeta las palabras, los versos surgidos del abismo del alma, para colorear el triste negro que acompañó siempre su vida; violeta para volver a nacer, para volver a reír.
Gafas para volver a la vida; a sentir, a luchar, a amar, a vivir.