miércoles, 5 de agosto de 2009

Y YO TE DARÍA...




Mi niño, yo te daría
la luna si me pidieras,
el alma, la vida entera,
el cuerpo y el corazón.
La mano que mece el rostro,
palabra que llegue al alma,
caricia de una mañana
que despierta ilusionada,
mirándonos con envidia
al albor de un nuevo sol.

Mi niño, yo te daría
noches blancas,
noches nuevas,
sensuales, excitantes,
traviesas y expectantes;
juegos del cuerpo y el alma
con la luna por montura.

Los años que ya pasaron,
los que quedan por vivir,
una mano en el camino;
y la ilusión de la vida,
compañera imprescindible
en estos extraños días,
en los que todo está hecho,
y todo está por venir.

Mi niño, yo te daría
la tranquilidad soñada,
reposo del caminante,
refugio siempre incansable,
risas deliciosas,
cómplices miradas,
sonrisas al viento,
abrazos eternos y,
en sinceras palabras
y paz contenida,
unir nuestras almas.
Juntos, ya, al fin.

Mi niño, yo te daría
mis deseos más ocultos,
las frutas más prohibidas,
pasiones irrefrenables
de este cuerpo enamorado
que lucha por tí, día a día.

Mi niño, por tí yo daría....


2 comentarios:

Walter Portilla dijo...

Entrega absoluta en tus versos querida Merces. Pasión irrefrenable, desmedida. Me queda la duda de por qué el condicional y no el presente o el futuro, es que sólo falta que te lo pida?
Muy intensos, Merces, tus versos, ofrecen luces tras las sombras y soles tras las noches.
Un beso querida amiga.

marimer dijo...

Siempre hay que apostar por la esperanza y darle un puntapié a los malos momentos. Aunque, ¿quién valoraría lo bueno si no existiera lo malo para comparar?.

Un beso y pasa por aquí siempre que lo desees.